lunes, 10 de diciembre de 2012

http://www.bubok.es/libros/219660/Frio-como-el-fuego


Cap.1
La tenue luz de una farola iluminaba el coche sin marcas estacionado en la calle,
_No sé cómo podéis aguantar este maldito frío, alguien debería decir en el departamento que los dispositivos serian más fructíferos si dispusiéramos de algunas comodidades, incluida la calefacción. _Protestó Max Radal, el nuevo compañero de Rob, se había ofrecido voluntario; Era un tipo de risa fácil y cara de duende que aún creía que todo el mundo necesitaba una segunda oportunidad.
_Llevamos más de dos horas vigilando el maldito antro y se me están congelando las pelotas, creo que a Mari no le va a gustar mi cambio en el tono de voz, amenaza con pedirme la identificación cuando llegue a casa.
Robert no quito la mirada del edificio que tenía delante, estaba seguro que entre el tumulto de gente que entraba y salía del Candís Club se estaba negociando con uno de los mayores negocios fraudulentos de los últimos tiempos, muchas de las caras que veía pasar eran camellos habituales y prostitutas.
Sus ojos azul marino tenían fama en el sector femenino de la agencia, una mezcla exótica que contrastaba con su pelo rubio y sus facciones rudas, acompañado de un cuerpo musculoso y bien formado, que parecía más un modelo de publicidad de ropa interior.
Todo un depredador de mujeres.
El sector masculino tenía una imagen muy diferente, lo veían como un hombre un tanto oscuro y reservado que apenas se dejaba conocer.
_Deja de quejarte Max, estamos en Noviembre y la temperatura es normal, ya hace dos años que viniste de la soleada Florida ¿No es tiempo de que te aclimates? Estoy cansado y no tengo ganas de oírte lloriquear toda la noche.
_No todos tenemos la suerte de nacer en uno de los estados más frío de Norte América, ahora entiendo porque te llaman el hombre de hielo.
_Olvídalo Max, creo que no es por mi lugar de nacimiento, me lo pusieron cuando le pegue un tiro a mi anterior compañero por quejarse demasiado.
_Ahí está. Todos en posición vamos a entrar. _Se pusieron en alerta cuando el Sedan negro entro en el callejón, era obvio que el dueño del local había llegado, el afro-americano que descendió del vehículo media casi dos metros, cubierto con un abrigo de armiño, pantalones hechos a medida color blanco, camisa de cachemir y más cadenas de oro que Míster T

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